Los efectos del trauma en niños y adolescentes
Estar involucrado en un accidente grave, un delito violento, un ataque terrorista, una pandemia mundial o un desastre natural, como un terremoto o un huracán, puede ser abrumadoramente estresante para los niños. Un desastre, una crisis u otro evento preocupante puede causar estrés traumático, debilitar la sensación de seguridad de su hijo y dejarlo sintiéndose impotente y vulnerable, especialmente si el evento se derivó de un acto de violencia, como un tiroteo masivo o un ataque terrorista. Incluso los niños o adolescentes que no se ven directamente afectados por un desastre pueden traumatizarse cuando se exponen repetidamente a imágenes horribles del evento en las noticias o en las redes sociales.
Ya sea que su hijo haya vivido el evento perturbador en sí mismo, lo haya presenciado o haya experimentado estrés traumático posterior, es probable que se vea afectado por una variedad de emociones intensas, confusas y aterradoras. Si bien los síntomas desagradables pueden desaparecer con el tiempo, hay muchas cosas que puede hacer como padre o tutor para apoyar y tranquilizar a un niño traumatizado. Con estos consejos de afrontamiento, puede ayudar a su hijo a manejar los síntomas del estrés traumático, reconstruir su sentido de seguridad y superar el evento traumático.
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Señales y síntomas de estrés traumático en niños y adolescentes
El estrés traumático es una reacción normal a un desastre natural o provocado por el hombre u otro evento perturbador. Puede hacer que los niños de cualquier edad se sientan abrumados por el estrés y desencadenar una amplia gama de emociones intensas y reacciones físicas o conductuales. Estos, a su vez, pueden afectar el estado de ánimo, el apetito, el sueño y el bienestar general de su hijo.
Señales de trauma en niños y adolescentes |
Los bebés menores de 2 años de edad pueden: |
- Quejarse más o ser más difíciles de calmar.
- Presentar cambios en los patrones de sueño o alimentación.
- Parecer retraídos.
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Los niños de 2 a 5 años de edad pueden: |
- Mostrar señales de miedo.
- Apegarse más a los padres o cuidadores.
- Llorar, gritar o quejarse.
- Moverse sin rumbo o quedarse paralizados.
- Retroceder a comportamientos anteriores de la infancia, como chuparse el dedo o mojar la cama.
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Los niños de 6 a 11 años de edad pueden: |
- Perder interés en los amigos, la familia o las actividades que solían disfrutar.
- Presentar pesadillas u otros problemas para dormir.
- Ponerse de mal humor, irritables o enojados.
- Tener dificultades con la escuela y la tarea.
- Quejarse de problemas físicos como dolores de cabeza o de estómago.
- Desarrollar temores infundados.
- Sentirse deprimidos, emocionalmente insensibles o culpables por lo sucedido.
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Los adolescentes de 12 a 17 años de edad pueden: |
- Tener reviviscencias del evento, sufrir pesadillas u otros problemas para dormir.
- Evitar los recuerdos del evento.
- Abusar del alcohol, las drogas o los productos de nicotina.
- Actuar de forma disruptiva, irrespetuosa o agresiva.
- Quejarse de dolencias físicas.
- Sentirse aislados, culpables o deprimidos.
- Perder interés en pasatiempos y aficiones.
- Tener pensamientos suicidas.
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Independientemente de la edad de su hijo, es importante ofrecerle tranquilidad y apoyo adicionales después de un evento traumático. Con su amor y guía, los pensamientos y sentimientos inquietantes del estrés traumático pueden comenzar a desvanecerse y la vida de su hijo puede volver a la normalidad en los días o semanas posteriores a la crisis o evento perturbador.
Cómo ayudar a su hijo a sobrellevar un desastre o un evento traumático
La reacción de su hijo ante un desastre o evento traumático puede verse muy influida por su propia respuesta. Los niños de todas las edades, incluso los adolescentes que desean la independencia, buscan en sus padres consuelo y tranquilidad en momentos de crisis. Si experimentó el evento traumático junto con su hijo, es fundamental que tome medidas para lidiar con su propio estrés traumático. Incluso los bebés pequeños pueden darse cuenta de la ansiedad y del estrés de sus padres.
Al cuidar su propia salud y bienestar emocional, usted será una influencia más tranquilizadora y podrá ayudar mejor a su hijo. Dado que el impulso infantil de imitar es fuerte, si su hijo lo ve tomando medidas para sobrellevar los efectos del trauma, es probable que siga su ejemplo.
También puede:
Recordar que los niños reaccionan al trauma de diferentes maneras. Y sus sentimientos pueden ir y venir en oleadas. Su hijo puede estar de mal humor y retraído en ciertos momentos, paralizado por el dolor y el miedo en otros momentos. No hay una forma “correcta” o “incorrecta” de sentirse después de un evento traumático, así que no intente dictar lo que su hijo debe pensar o sentir.
[Lea: Cómo ayudar a una persona con TEPT]
Motive a su hijo a compartir abiertamente sus sentimientos. Hágale saber que cualquier sentimiento que esté experimentando es normal. Incluso los sentimientos desagradables pasarán si su hijo se abre al respecto. Si bien muchos adolescentes pueden ser reacios a hablar sobre sus sentimientos con un padre, motívelos a confiar en otro adulto de confianza, como un amigo de la familia, un pariente, un maestro o una figura religiosa. Es importante hablar, incluso si no es con usted.
Permítale sufrir cualquier pérdida. Dele a su hijo tiempo para sanar y llorar cualquier pérdida que haya experimentado como resultado del desastre o evento traumático. Podría ser la pérdida de un amigo, pariente, mascota, hogar o simplemente la forma en que solía ser su vida.
Disuada a su hijo de revivir obsesivamente el evento traumático. Reflexionar o reproducir continuamente las imágenes del evento puede abrumar el sistema nervioso de su hijo. Fomente actividades que mantengan la mente de su hijo ocupada para que no se centre únicamente en el evento traumático. Podría leerle a su hijo, jugar juntos o simplemente ver una película constructiva.
Desestresarse en familia. Incluso los niños pequeños pueden usar ejercicios sencillos de respiración para aliviar el estrés y sentirse más tranquilos en el mundo, mientras que los niños mayores pueden dominar otras técnicas de relajación.
Consejo 1 para los niños y la recuperación del trauma: Reconstruir la confianza y la seguridad
El trauma puede alterar la forma en que un niño o adolescente ve el mundo, haciéndolo repentinamente parecer un lugar mucho más peligroso y aterrador. A su hijo puede resultarle más difícil confiar tanto en su entorno como en otras personas. Usted puede ayudar reconstruyendo el sentido de seguridad y protección de su hijo.
Haga que su hijo vuelva a sentirse seguro. Abrazar y tranquilizar puede ayudar a que un niño de cualquier edad se sienta seguro. Si bien los adolescentes pueden tratar de resistir y evitar que los contengan, su afecto físico sigue siendo importante para que se sientan seguros nuevamente.
Motive a su hijo a realizar actividades que disfrute. Intente asegurarse de que su hijo tenga espacio y tiempo para descansar, jugar y divertirse.
Mantenga rutinas. Establecer una estructura y un horario predecibles en la vida de su hijo puede ayudar a que el mundo vuelva a parecer más estable. Trate de mantener horarios regulares para las comidas, la tarea y las actividades familiares.
Hable del futuro y haga planes. Esto puede ayudar a contrarrestar el sentimiento común entre los niños traumatizados de que el futuro es aterrador, sombrío e impredecible.
Cumpla sus promesas. Puede ayudar a reconstruir la confianza de su hijo siendo digno de confianza. Sea constante y cumpla con lo que dice que hará.
Si no sabe la respuesta a una pregunta, no tenga miedo de admitirlo. No ponga en peligro la confianza de su hijo en usted inventando algo.
Recuerde que los niños a menudo personalizan las situaciones. Pueden preocuparse por su propia seguridad aunque el evento traumático haya ocurrido lejos de donde se encuentran. Tranquilice a su hijo y ayúdele a poner la situación en contexto.
Consejo 2: Reduzca la exposición a los medios
Los niños que han experimentado un evento traumático a menudo pueden encontrar que la incesante cobertura de los medios es aún más traumatizante. La exposición excesiva a imágenes de una crisis o evento perturbador, como ver videos repetidamente en las redes sociales o sitios de noticias, puede incluso crear un estrés traumático en niños o adolescentes que no se vieron afectados directamente por el evento.
Limite la exposición mediática de su hijo al evento traumático. No permita que su hijo vea las noticias o consulte las redes sociales justo antes de acostarse y use los controles parentales en la televisión, la computadora y el teléfono para evitar que su hijo vea repetidamente imágenes perturbadoras.
En la medida de lo posible, vea las noticias sobre el evento traumático con su hijo. Puede tranquilizar a su hijo mientras las ven y ayudarle a situar la información en contexto.
Evite exponer a su hijo a imágenes y videos gráficos. A menudo es menos traumatizante para un niño o adolescente leer el periódico en lugar de ver la cobertura en la televisión o ver videos del evento.
Consejo 3: Involucre a su hijo
No puede obligar a su hijo a recuperarse de una experiencia traumática, pero puede desempeñar un papel importante en el proceso de sanación simplemente pasando tiempo juntos y hablando cara a cara, sin televisión, teléfonos, videojuegos y otras distracciones. Haga todo lo posible para crear un entorno en el que sus hijos se sientan seguros para comunicar lo que sienten y hacer preguntas.
Proporcione a su hijo oportunidades continuas para hablar sobre lo que pasó o lo que está viendo en los medios. Motívelo a hacer preguntas y expresar sus preocupaciones, pero no lo obligue a hablar.
Comuníquese con su hijo de una manera apropiada para su edad. Los niños más pequeños, por ejemplo, responderán a abrazos reconfortantes y frases sencillas como “Ya pasó” o “Todo va a estar bien”. Sin embargo, los niños mayores se sentirán más cómodos al escuchar hechos e información sobre lo que sucedió.
Reconozca y valide las preocupaciones de su hijo. El evento traumático puede generar miedos y problemas no relacionados en su hijo. El consuelo para su hijo proviene de sentirse comprendido y aceptado por usted, así que reconozca sus miedos incluso si no le parecen relevantes.
Tranquilice a su hijo. El evento no fue su culpa, lo ama y está bien que se sienta molesto, enojado o asustado.
No presione a su hijo para que hable. Puede ser muy difícil para algunos niños hablar sobre una experiencia traumática. A un niño pequeño puede resultarle más fácil hacer un dibujo que ilustre sus sentimientos en lugar de hablar sobre ellos. Luego puede hablar con su hijo sobre lo que dibujó.
Sea sincero. Si bien debe adaptar la información que comparte de acuerdo con la edad y la personalidad de su hijo, la honestidad es importante. No diga que todo está bien si algo está mal.
Haga actividades «normales» con su hijo que no tengan nada que ver con el evento traumático. Motive a su hijo a buscar amigos y practicar juegos, deportes y pasatiempos que disfrutaba antes del incidente. Vayan de paseo en familia al parque, disfruten de una noche de juegos o vean una película juntos.
Consejo 4: Fomente la actividad física
La actividad física puede quemar adrenalina, liberar endorfinas que mejoran el estado de ánimo y ayudar a su niño o adolescente a dormir mejor por la noche.
Encuentre un deporte que su hijo disfrute. Las actividades como el baloncesto, el fútbol, correr, las artes marciales o la natación que requieren mover tanto los brazos como las piernas pueden ayudar a despertar el sistema nervioso de su hijo de esa sensación de «obstrucción» que a menudo sigue de una experiencia traumática.
Ofrézcase a participar en deportes, juegos o actividades físicas con su hijo. Si parece resistirse a levantarse del sofá, ponga su música favorita y bailen juntos. Una vez que un niño se ponga en movimiento, comenzará a sentirse con más energía.
Motive a su hijo a salir a jugar con amigos o con una mascota y a relajarse.
Programe una excursión familiar con un recorrido de senderismo, a un lago o a una playa. Pasar tiempo en la naturaleza puede aliviar el estrés y mejorar el estado de ánimo general de un niño.
Lleve a los niños más pequeños a un parque infantil, centro de actividades u organice citas para jugar.
Consejo 5: Alimente a su hijo con una dieta saludable
Los alimentos que come su hijo pueden tener un gran impacto en su estado de ánimo y en su capacidad para sobrellevar el estrés traumático. Los alimentos procesados y preparados, los carbohidratos refinados y las bebidas y bocadillos azucarados pueden crear cambios en el estado de ánimo y empeorar los síntomas del estrés traumático.
Por el contrario, comer muchas frutas y verduras frescas, proteínas de alta calidad y grasas saludables, especialmente ácidos grasos omega-3, puede ayudar a su niño o adolescente a sobrellevar mejor los altibajos que siguen de una experiencia perturbadora.
Concéntrese en la dieta general en lugar de alimentos específicos. Los niños deben comer alimentos integrales, mínimamente procesados, alimentos que se acerquen lo más posible a su forma natural.
Limite los alimentos fritos, los postres dulces, los bocadillos y cereales azucarados y las harinas refinadas. Todos estos pueden afectar negativamente el estado de ánimo de un niño.
[Lea: Carbohidratos refinados y azúcar: los saboteadores de la dieta]
Cocine más comidas en casa. Las comidas en restaurantes y para llevar tienen más azúcar agregada y grasas no saludables, por lo que cocinar en casa puede tener un gran impacto en la salud de sus hijos. Si prepara porciones grandes, cocinar solo unas pocas veces puede ser suficiente para alimentar a su familia durante toda la semana.
Haga que las comidas sean más significativas. Reunir a la familia alrededor de una mesa para comer es una oportunidad ideal para hablar y escuchar a su hijo sin la distracción de la televisión, los teléfonos o las computadoras.
Cuándo buscar tratamiento para el trauma de su hijo
Por lo general, los sentimientos de ansiedad, insensibilidad, confusión, culpa y desesperación de su hijo después de una crisis, desastre u otro evento traumático comenzarán a desvanecerse en un tiempo relativamente corto. Sin embargo, si la reacción de estrés traumático es tan intensa que interfiere con la capacidad de su hijo para funcionar en la escuela o el hogar, o si los síntomas no comienzan a desaparecer o incluso empeoran con el tiempo, es posible que necesite la ayuda de un profesional de la salud mental.
[Lea: Atención al trauma en niños y adolescentes]
Cuando los síntomas del estrés traumático no se alivian y el sistema nervioso de su hijo permanece “obstruido”, incapaz de superar el evento durante un periodo de tiempo prolongado, es posible que experimente un trastorno por estrés postraumático (TEPT o PTSD, por sus siglas en inglés).
Las señales de advertencia incluyen:
- Han pasado seis semanas y su hijo no se siente mejor.
- Su hijo tiene problemas para desempeñarse en la escuela.
- Su hijo experimenta recuerdos aterradores, pesadillas o reviviscencias.
- Los síntomas del estrés traumático se manifiestan como molestias físicas como dolores de cabeza, dolores de estómago o trastornos del sueño.
- Su hijo tiene cada vez más dificultades para relacionarse con amigos y familiares.
- Su niño o adolescente tiene pensamientos suicidas.
- Su hijo evita cada vez más cosas que le recuerdan el evento traumático.
Última actualización o revisión el febrero 19, 2024