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Suicidio

Prevención del suicidio

La prevención del suicidio empieza por reconocer las señales de alarma y tomarlas en serio. Si piensa que un amigo o familiar está considerando el suicidio, hay muchas cosas que puede hacer para ayudar a salvar una vida.

Si está considerando el suicidio, lea ¿Tienes pensamientos suicidas?, llame al 988 en los EE. UU. o encuentre una línea de la vida en su país en IASP o Suicide.org.

Entender el suicidio

La Organización Mundial de la Salud estima que aproximadamente un millón de personas mueren cada año por suicidio. ¿Qué lleva a tantas personas a quitarse la vida? Para quienes no están sumidos en la depresión y la desesperación suicidas, es difícil entender qué lleva a tantas personas a quitarse la vida. Pero una persona suicida siente tanto dolor que no ve otra opción.

El suicidio es un intento desesperado de escapar de un sufrimiento que se ha vuelto insoportable. Cegada por sentimientos de autodesprecio, desesperanza y aislamiento, una persona suicida no ve otra forma de encontrar alivio que no sea la muerte. Pero, a pesar de su deseo de que pare el dolor, la mayoría de las personas suicidas sienten un profundo conflicto al considerar ponerle fin a sus vidas. Desearían que hubiera una alternativa al suicidio, pero no la ven.

Conceptos erróneos comunes sobre el suicidio
Mito: Las personas que hablan de suicidio no lo hacen realmente.

Realidad: Casi todas las personas que intentan suicidarse han dado alguna señal o advertencia. No ignore ni siquiera las referencias indirectas a la muerte o al suicidio. Comentarios como “Lo lamentarás cuando ya no esté aquí”, “No veo ninguna salida”, por muy casualmente o en broma que se digan, pueden indicar sentimientos suicidas graves.

Mito: Cualquier persona que intente suicidarse debe estar loca.

Realidad: La mayoría de las personas suicidas no son psicóticas ni están locas. Están alteradas, afligidas, deprimidas o desesperadas, pero la angustia y el dolor emocional extremos no son necesariamente signos de enfermedad mental.

Mito: Si alguien está decidido a suicidarse, nada va a detenerlo.

Realidad: Incluso una persona muy gravemente deprimida tiene sentimientos encontrados sobre la muerte, fluctuando entre querer vivir y querer morir. Más que desear la muerte, solo quieren que se vaya el dolor, y el impulso de poner fin a su vida no dura para siempre.

Mito: Las personas que mueren por suicidio son personas que no estaban dispuestas a buscar ayuda.

Realidad: Muchas personas intentan obtener ayuda antes de intentar suicidarse. De hecho, los estudios indican que más del 50% de las víctimas de suicidio buscaron ayuda médica en los seis meses anteriores a su muerte.

Mito: Hablar del suicidio puede darle a alguien la idea.

Realidad: No se le dan ideas suicidas a alguien por hablar del suicidio. De hecho, ocurre lo contrario. Hablar abierta y honestamente sobre pensamientos y sentimientos suicidas puede salvar una vida.

Señales de alarma del suicidio

Tome en serio cualquier conversación o comportamiento suicida. No es solo una señal de alarma de que la persona está pensando en el suicidio, es un grito de ayuda.

La mayoría de las personas suicidas dan señales o signos de alarma de sus intenciones. La mejor manera de prevenir el suicidio es reconocer estas señales de alarma y saber cómo responder si las detecta. Si cree que un amigo o familiar está considerando el suicidio, usted puede desempeñar un papel en la prevención del suicidio señalando las alternativas, demostrando que le importa e involucrando a un médico o psicólogo.

Las principales señales de alarma del suicidio incluyen hablar de matarse o lastimarse, hablar o escribir mucho sobre la muerte o morirse y buscar objetos que puedan utilizarse en un intento de suicidio, como armas y drogas. Estas señales son aún más peligrosas si la persona padece un trastorno del estado de ánimo, como depresión o trastorno bipolar, sufre dependencia del alcohol, ha intentado suicidarse anteriormente o tiene antecedentes familiares de suicidio.

Una señal de alarma del suicidio más sutil, pero igualmente peligrosa, es la desesperanza. Los estudios han descubierto que la desesperanza es un fuerte predictor del suicidio. Las personas que se sienten desesperanzadas pueden hablar de sentimientos “insoportables”, pronosticar un futuro sombrío y afirmar que no tienen nada que anhelar.

Otras señales de alarma que indican una mentalidad suicida son los cambios drásticos de humor o los cambios repentinos de personalidad, como pasar de ser extrovertido a introvertido o de bien educado a rebelde. Una persona suicida también puede perder el interés por las actividades cotidianas, descuidar su aspecto físico o mostrar grandes cambios en sus hábitos alimenticios o de sueño.

Las señales de alarma de suicidio incluyen:

Hablar del suicidio: Cualquier comentario referente al suicidio, la muerte o las autolesiones, como desearía no haber nacido, si te vuelvo a ver… y estaría mejor muerto.

Buscar medios letales: Buscar acceso a pistolas, pastillas, cuchillos u otros objetos que puedan utilizarse en un intento de suicidio.

Preocupación por la muerte: Tener un enfoque inusual en la muerte, en morir o la violencia. Escribir poemas o historias sobre la muerte.

No tener esperanzas para el futuro: Sentimientos de impotencia, desesperanza y de estar atrapado (no hay salida). Creer que las cosas nunca mejorarán o cambiarán.

Autodesprecio, odio hacia uno mismo: Sentir que uno vale nada, sentir culpa, vergüenza y odio hacia uno mismo. Sentirse como una carga (todos estarían mejor sin mí).

Arreglar asuntos pendientes: Redactar un testamento. Regalar posesiones valiosas. Hacer arreglos para los miembros de la familia.

Despedirse: Visitas o llamadas inusuales o inesperadas a familiares y amigos. Despedirse de las personas como si no fueran a volver a verlas nunca.

Alejarse de los demás: Alejarse de los amigos y la familia. Aumento del aislamiento social. Deseo de estar solo.

Comportamiento autodestructivo: Aumento del consumo de alcohol o drogas, manejar imprudentemente, tener sexo desprotegido. Tomar riesgos innecesarios como si se tuvieran «ganas de morir».

Sensación repentina de calma: Una repentina sensación de calma y felicidad después de estar extremadamente deprimido puede significar que la persona ha tomado la decisión de intentar suicidarse.

Consejo de prevención del suicidio 1: Si está preocupado, diga algo

Si detecta las señales de alarma del suicidio en alguien que le importa, puede preguntarse si es una buena idea decir algo. ¿Y si se equivoca? ¿Y si la persona se enoja? En tales situaciones, es natural sentirse incómodo o asustado. Pero cualquiera que hable del suicidio o muestre otras señales de alarma necesita ayuda inmediata, cuanto antes mejor.

Hablar con un amigo o familiar sobre sus pensamientos y sentimientos suicidas puede ser extremadamente difícil para cualquier persona. No obstante, si no está seguro de si alguien está considerando suicidarse, la mejor forma de averiguarlo es preguntar. Mostrar que se preocupa por una persona no la volverá suicida. De hecho, darle a una persona suicida la oportunidad de expresar sus sentimientos puede brindarle alivio de la soledad y de los sentimientos negativos acumulados, y puede prevenir un intento de suicidio.

Formas de iniciar una conversación sobre el suicidio:

Me he sentido preocupado por ti últimamente.

He notado algunos cambios recientes en ti y me he preguntado cómo estás.

Quería ver cómo estabas porque últimamente no pareces ser tú mismo.

Preguntas que puede hacer:

¿Cuándo empezaste a sentirte así?

¿Pasó algo para que empezaras a sentirte así?

¿Cuál es la mejor manera de apoyarte en este momento?

¿Has pensado en buscar ayuda?

Qué puede decir para ayudar:

No estás solo en esto. Estoy aquí para ti.

Es posible que no lo creas ahora, pero no siempre te sentirás de la misma manera.

Tal vez no pueda entender exactamente cómo te sientes, pero me preocupo por ti y quiero ayudarte.

Cuando quieras rendirte, di para ti mismo que aguantarás solo un día, una hora o un minuto más, lo que puedas.

Cuando hable con una persona suicida

HAGA LO SIGUIENTE:

Sea usted mismo. Dígale a la persona que le importa que no está sola. Encontrar las palabras adecuadas no es tan importante como mostrar su preocupación.

Escuche. Deje que su amigo o ser querido se desahogue y descargue sus sentimientos. Por muy negativa que parezca la conversación, el hecho de que esté sucediendo es una señal positiva.

Sea comprensivo y no juzgue. La persona suicida está haciendo lo correcto al hablar de sus sentimientos, por muy difícil que pueda ser escucharlos.

Dé esperanza. Tranquilice a su ser querido diciéndole que hay ayuda disponible y que los sentimientos suicidas son temporales. Dígale a la persona que su vida es importante para usted.

Tome a la persona en serio. Si una persona suicida dice cosas como: estoy tan deprimida que no puedo seguir, pregúntele si está considerando el suicidio. Le está permitiendo compartir su dolor con usted, no metiéndole ideas en la cabeza.

NO HAGA LO SIGUIENTE:

No discuta con la persona suicida. Evite decir cosas como tienes mucho por lo que vivir, tu suicidio lastimará a tu familia o solo esfuérzate.

No se escandalice, ni hable sobre el valor de la vida ni argumente que el suicidio está mal.

No prometa confidencialidad ni jure guardar el secreto. Hay una vida en juego y es posible que necesite hablar con un profesional de la salud mental para mantener a salvo a la persona suicida. Si promete mantener sus conversaciones en secreto, es posible que tenga que romper su promesa.

No ofrezca formas de solucionar los problemas de su ser querido, ni le dé consejos ni le haga sentir que tiene que justificar sus sentimientos suicidas. No se trata de lo grave que es el problema, sino de lo mucho que está lastimando a su amigo o ser querido.

No se culpe. No puede «arreglar» la depresión de otra persona. La felicidad de su amigo o ser querido, o la falta de ella, no es responsabilidad de usted.

Consejo 2: Responda con rapidez en caso de una crisis

Si un amigo o familiar le dice que está pensando en la muerte o en el suicidio, es importante evaluar el peligro inmediato que corre la persona. Las personas con mayor riesgo de suicidarse en un futuro próximo tienen un PLAN suicida específico, los MEDIOS para llevar a cabo el plan, un MOMENTO ESTABLECIDO para hacerlo y la INTENCIÓN de hacerlo.

Las siguientes preguntas pueden ayudarle a evaluar el riesgo inmediato de suicidio:

  • ¿Tienes un plan de suicidio? (PLAN).
  • ¿Tienes lo que necesitas para llevar a cabo tu plan (pastillas, pistola, etc.)? (MEDIOS).
  • ¿Sabes cuándo lo harías? (MOMENTO ESTABLECIDO).
  • ¿Tienes intención de quitarte la vida? (INTENCIÓN).

Nivel de riesgo de suicidio

  • Bajo. Hay algunos pensamientos suicidas. No hay un plan de suicidio. La persona dice que no intentará suicidarse.
  • Moderado. Hay pensamientos suicidas. Existe un plan general que no es muy letal. La persona dice que no intentará suicidarse.
  • Alto. Hay pensamientos suicidas. Existe un plan específico que es altamente letal. La persona dice que no intentará suicidarse.
  • Grave. Hay pensamientos suicidas. Existe un plan específico que es altamente letal. La persona dice que intentará suicidarse.

Si un intento de suicidio parece inminente, llame a un centro de crisis local, llame al número de los servicios de emergencia de su país (911 en los EE. UU.) o lleve a la persona a una sala de urgencias. Retire las armas, drogas, cuchillos y otros objetos potencialmente letales del ambiente, sin embargo, bajo ninguna circunstancia, deje sola a una persona suicida.

Consejo 3: Ofrezca ayuda y apoyo

Si un amigo o familiar tiene tendencias suicidas, la mejor forma de ayudarle es escuchar de manera empática y atenta. Dígale a su ser querido que no está solo y que usted se preocupa. Sin embargo, no se haga responsable de curar a su ser querido. Puede ofrecer apoyo, pero no puede hacer que una persona suicida mejore. Su ser querido tiene que comprometerse personalmente con la recuperación.

Hace falta mucho valor para ayudar a una persona suicida. Ser testigo de cómo un ser querido se enfrenta a pensamientos sobre poner fin a su propia vida puede provocar muchas emociones difíciles. Mientras ayuda a una persona suicida, no olvide cuidar de usted mismo. Busque a alguien en quien confíe, un amigo, un familiar, un clérigo o un consejero, para hablar de sus sentimientos y recibir apoyo para usted.

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Para ayudar a una persona suicida:

Busque ayuda profesional. Haga todo lo que esté en sus manos para que una persona suicida reciba la ayuda que necesita. Llame a una línea de crisis para pedir consejo y referencias. Anime a la persona a acudir con un profesional de la salud mental, ayúdele a encontrar un centro de tratamiento o llévela a una cita médica.

Dé seguimiento al tratamiento. Si el médico le receta medicamentos, asegúrese de que su amigo o ser querido los tome como se le indique. Esté atento a los posibles efectos secundarios y asegúrese de avisar al médico si la persona parece empeorar. Generalmente, se necesita tiempo y persistencia para encontrar los medicamentos o la terapia adecuada para una persona en particular.

Sea proactivo. Las personas que están considerando el suicidio muchas veces no creen que se les pueda ayudar, por lo que es posible que tenga que ser más proactivo cuando ofrezca ayuda. Decir llámame si necesitas algo es demasiado general. No espere a que la persona le llame o incluso a que le devuelva las llamadas. Visite a la persona, llame de nuevo, invítela a salir.

Fomente cambios positivos en su estilo de vida, como una dieta sana, dormir lo suficiente y salir al sol o a la naturaleza al menos 30 minutos al día. El ejercicio también es muy importante, ya que libera endorfinas, alivia el estrés y favorece el bienestar emocional.

Elabore un plan de seguridad. Ayude a la persona a desarrollar una serie de medidas que prometa tomar durante una crisis suicida. Se debe identificar cualquier desencadenante que pueda llevar a una crisis suicida, como el aniversario de una pérdida, el alcohol o el estrés de las relaciones. El plan también debe incluir los números de contacto del médico o terapeuta de la persona, así como de amigos y familiares que puedan ayudarle en una emergencia.

Retire los medios potenciales de suicidio, como pastillas, cuchillos, navajas o armas de fuego. Si es probable que la persona tome una sobredosis, guarde los medicamentos bajo llave o déselos sólo cuando los necesite.

Continúe con su apoyo durante mucho tiempo. Incluso después de que haya pasado la crisis suicida inmediata, manténgase en contacto con la persona, asegurándose de que esté bien o visitándola. Su apoyo es vital para garantizar que su amigo o ser querido se siga recuperando.

Factores de riesgo de suicidio

Según el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, al menos el 90% de las personas que mueren por suicidio padecen uno o más trastornos mentales, como depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia o alcoholismo.

La depresión, en particular, desempeña un papel importante en el suicidio. La dificultad que tienen las personas suicidas para imaginar una solución a su sufrimiento se debe en parte al pensamiento distorsionado causado por la depresión.

Los factores de riesgo de suicidio más comunes incluyen:

  • Enfermedad mental, alcoholismo o abuso de las drogas.
  • Intentos de suicidio previos, antecedentes familiares de suicidio o antecedentes de trauma o abuso.
  • Enfermedad terminal o dolor crónico, una pérdida reciente o un acontecimiento estresante en la vida de la persona.
  • Aislamiento social y soledad.

Los antidepresivos y el suicidio

En algunas personas, los medicamentos para la depresión provocan un aumento, en lugar de una disminución, de la depresión y de los pensamientos y sentimientos suicidas. Debido a este riesgo, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de EE. UU. aconseja que se vigile a cualquier persona que tome antidepresivos por si aumentan los pensamientos y comportamientos suicidas.

El monitoreo es muy importante si es la primera vez que la persona toma medicamentos para la depresión o si la dosis se modificó recientemente. El riesgo de suicidio es mayor durante los dos primeros meses del tratamiento con antidepresivos.

Suicidio en adolescentes y adultos mayores

Además de los factores generales de riesgo de suicidio, tanto los adolescentes como los adultos mayores tienen un mayor riesgo de suicidio.

Suicidio en adolescentes

El suicidio en adolescentes es un problema grave que va en aumento. La adolescencia puede ser estresante y difícil por lo que respecta a las emociones. Los adolescentes se enfrentan a la presión para tener éxito y encajar. Pueden tener problemas de autoestima, dudas sobre sí mismos y sentimientos de alienación. Esto lleva a algunos adolescentes al suicidio.

La depresión también es un factor riesgo importante para el suicidio en adolescentes.

Otros factores de riesgo para el suicidio en adolescentes son:

  • Abuso durante la infancia.
  • Un acontecimiento traumático reciente.
  • La falta de una red de apoyo.
  • Tener un arma de fuego disponible.
  • Un ambiente social o escolar hostil.
  • Exposición a otros suicidios de adolescentes.

Señales de alarma en los adolescentes

Señales de alarma adicionales de que un adolescente puede estar considerando el suicidio:

  • Cambios en los hábitos alimenticios y de sueño.
  • Alejamiento de los amigos, la familia y las actividades regulares.
  • Comportamiento violento o rebelde, intimidación, escaparse.
  • Abuso de drogas y alcohol.
  • Descuido inusual de la apariencia personal.
  • Aburrimiento persistente, dificultad para concentrarse o una disminución de la calidad del trabajo escolar.
  • Quejas frecuentes sobre síntomas físicos, como dolores de estómago, de cabeza o cansancio.
  • Rechazar los elogios o las recompensas.

El suicidio en los ancianos

Las tasas de suicidio más altas de cualquier grupo de edad se dan entre las personas de 65 años o más. Un factor que contribuye a ello es la depresión en los ancianos que no se diagnostica ni se trata.

Otros factores de riesgo del suicidio en los ancianos son:

Señales de alarma en los adultos mayores

Señales de alarma adicionales de que un anciano puede estar considerando el suicidio:

  • Leer sobre la muerte y el suicidio.
  • Cambios en los patrones de sueño.
  • Aumento del consumo de alcohol o de medicamentos recetados.
  • Descuido personal o incumplimiento de las indicaciones médicas.
  • Acumular medicamentos o interesarse repentinamente por las armas de fuego.
  • Alejarse de los amigos, la familia y las actividades sociales, dar elaboradas despedidas o apresurarse a revisar el testamento.

Línea para crisis por suicidio

Última actualización o revisión el febrero 21, 2024