Ortorexia nerviosa
Cómo reconocer si llevó al extremo su objetivo de comer de manera saludable
¿Tú o algún ser querido están luchando contra la bulimia? Conoce las señales de alarma, los síntomas y las opciones de tratamiento.
Muchos de nosotros recurrimos a la comida cuando nos sentimos solos, aburridos o estresados. Pero si tienes el trastorno alimenticio de bulimia nerviosa, comer en exceso es más bien una compulsión. La bulimia se caracteriza por episodios frecuentes de atracones seguidos de esfuerzos extremos para evitar subir de peso, a menudo vomitando, usando laxantes o haciendo ejercicio en exceso.
Este círculo vicioso de atracones y purgas puede tener un impacto negativo en tu cuerpo y en tu bienestar emocional. Puede dañar tu sistema digestivo y crear desequilibrios químicos en el organismo que dañan el funcionamiento de los órganos principales, incluido el corazón. Incluso puede ser mortal.
Aunque es más frecuente entre las mujeres jóvenes, la bulimia puede afectar a mujeres y hombres de todas las edades. Cuando luchas contra este trastorno alimenticio, tu vida es una batalla constante entre el deseo de bajar de peso y el abrumador impulso de comer compulsivamente. No quieres darte un atracón, sabes que después te sentirás culpable y avergonzado, pero una y otra vez vuelves a recaer. Una vez finalizado el atracón, entra el pánico y recurres a medidas drásticas para “deshacer” lo que has comido en exceso, como tomar laxantes, vomitar o salir a correr intensamente.
Sin embargo, por muy atrapado que te sientas en este círculo vicioso, hay esperanza. Con tratamiento y apoyo, puedes romper el ciclo, aprender a gestionar las emociones desagradables de una forma más saludable y recuperar el control de tu vida.
Es importante señalar que la bulimia no implica necesariamente una purga, es decir, eliminar físicamente la comida del cuerpo vomitándola o utilizando laxantes, enemas o diuréticos. Si compensas tus atracones ayunando, haciendo ejercicio en exceso o haciendo dietas de choque, esto también se considera bulimia.
Si llevas un tiempo viviendo con bulimia, probablemente hayas “hecho de todo” para ocultar tus hábitos de atracones y purgas. Es natural sentirse avergonzado por tener dificultades para controlarse con la comida, así que lo más probable es que te des atracones solo. Si te comes una caja de donas, la reemplazas para que tus amigos o familiares no se den cuenta. Cuando compras comida para darte un atracón, puede que compres en cuatro lugares distintos para que el cajero no se dé cuenta. Pero a pesar de tu vida secreta, las personas más cercanas a ti probablemente tienen la sensación de que algo no está bien.
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Realice la evaluación HelpGuide es un apoyo para el usuario. Ganamos una comisión si se registra en los servicios de BetterHelp después de hacer clic en este sitio. Obtenga más informaciónFalta de control sobre la alimentación. Incapacidad de dejar de comer hasta el punto de sentir malestar físico y dolor.
Secretismo en torno a la comida. Ir a la cocina después de que todos se hayan ido a la cama. Salir solo a buscar comida inesperadamente.
Comer cantidades inusualmente grandes de comida sin cambios evidentes de peso.
Desaparición de comida, numerosas envolturas o recipientes de comida vacíos en la basura, o escondites de comida chatarra.
Alternar entre comer en exceso y ayunar. Comer de manera normal rara vez, se es totalmente drástico cuando se trata de comida.
Ir al baño después de cada comida. Desaparecer con frecuencia después de las comidas para vomitar. Dejar el agua corriendo para disimular los sonidos del vómito.
Utilizar laxantes, diuréticos o enemas después de comer. O tomar pastillas para bajar de peso o utilizar la sauna para “sudar” el peso del agua.
Olor a vómito. El baño o incluso la persona pueden oler a vómito. La persona puede intentar disimular el olor con enjuague bucal, perfume, ambientador, chicle o mentas.
Ejercicio en exceso después de comer. Lo típico, es hacer actividades que quemen calorías y sean de alta intensidad, como correr o hacer ejercicio aeróbico.
Callos o cicatrices en los nudillos o las manos por meter los dedos en la garganta para inducir el vómito.
Mejillas hinchadas de “ardilla” que se forman por los vómitos repetidos.
Dientes descoloridos por la exposición al ácido del estómago al vomitar. Pueden verse amarillos, desgastados o transparentes.
No tienen un peso bajo. Los hombres y mujeres con bulimia suelen tener un peso normal o un ligero sobrepeso. Tener un peso bajo mientras una persona se purga podría indicar un tipo de anorexia purgativa.
Fluctuaciones frecuentes de peso, de 10 libras o más, debido a estar alternando entre darse atracones y purgar.
No existe una causa única de la bulimia. Aunque la baja autoestima, la preocupación por el peso y la imagen corporal tienen un papel importante, hay muchos otros factores que contribuyen a ello. Es posible que tengas problemas para manejar tus emociones de forma saludable y utilices la comida como desahogo emocional, dándote atracones y purgándote cuando te sientes enojado, deprimido, estresado o ansioso.
Una mala imagen corporal, especialmente cuando se combina con una dieta estricta.
Baja autoestima, que a menudo se deriva de la depresión, el perfeccionismo o un ambiente familiar crítico.
Cambios de vida estresantes, como una ruptura, entrar a la universidad, empezar un nuevo trabajo o pasar por la pubertad.
Antecedentes de trauma o abuso. Esto incluye eventos como agresiones sexuales, abandono o abusos en la infancia, relaciones familiares problemáticas o la muerte de un ser querido.
Al vivir con bulimia, estás poniendo tu cuerpo, e incluso tu vida, en peligro. El efecto secundario más peligroso de la bulimia es la deshidratación por las purgas. Los vómitos, los laxantes y los diuréticos pueden provocar un desequilibrio de los electrolitos en el organismo, lo que se presenta más comúnmente en forma de niveles bajos de potasio. Los niveles bajos de potasio desencadenan una amplia gama de síntomas que van desde el letargo y el pensamiento nublado hasta los latidos irregulares del corazón y la muerte. Tener los niveles de potasio crónicamente bajos también puede provocar insuficiencia renal. Utilizar jarabe de ipecacuana también es muy peligroso y puede ocasionar una muerte repentina.
Sin importar el tiempo que hayas luchado contra la bulimia, puedes aprender a romper el ciclo de atracones y purgas y desarrollar una actitud más sana hacia la comida y tu cuerpo.
Admite que tienes un problema. Hasta ahora, has alimentado la idea de que la vida mejorará, que por fin te sentirás bien si bajas más de peso y controlas lo que comes. El primer paso en la recuperación de la bulimia es admitir que tu relación con la comida está distorsionada y fuera de control.
Habla con alguien. Puede ser difícil hablar de lo que estás atravesando, especialmente si has mantenido tu bulimia en secreto durante mucho tiempo. Es posible que sientas vergüenza, ambivalencia o miedo de lo que las personas vayan a pensar. Pero es importante que sepas que no estás solo. Busca a alguien que te escuche y te apoye mientras intentas mejorar.
Mantente alejado de las personas, los lugares y las actividades que desencadenan la tentación de darte un atracón o purgarte. Es posible que tengas que evitar mirar revistas de moda o de fitness, pasar menos tiempo con amigos que hacen dieta constantemente y hablan de adelgazar, y mantenerte alejado de los sitios web para bajar de peso y de los sitios «pro-mia» que promueven la bulimia. También es posible que debas tener cuidado con la planificación de las comidas y con las revistas y programas de cocina.
Atiende cualquier trastorno subyacente del estado de ánimo. Es común que las personas con bulimia también sufran depresión o ansiedad. Recibir ayuda para tratar las afecciones coexistentes es vital para tu recuperación de la bulimia.
Busca ayuda profesional. Los consejos y el apoyo de profesionales capacitados en temas relacionados con los trastornos alimenticios pueden ayudarte a recuperar la salud, aprender a comer de nuevo con normalidad y desarrollar actitudes más saludables hacia la comida y tu cuerpo.
En EE. UU., llama al teléfono gratuito de la National Eating Disorders Association (Asociación Nacional de Trastornos Alimenticios), 1-800-931-2237, para obtener referencias, información y asesoramiento gratuitos. Para otros países, consulta a continuación la sección Dónde buscar ayuda para conocer las líneas de ayuda de tu zona.
El primer paso en la recuperación de la bulimia es parar el círculo vicioso de atracones y purgas. Para lograrlo, es esencial que dejes de intentar hacer dieta. Hacer dieta desencadena el ciclo destructivo de atracones y purgas de la bulimia. Lo irónico es que cuanto más estricta sea la dieta, más probable es que te preocupes, incluso te obsesiones, con la comida. Cuando te matas de hambre, tu cuerpo responde con antojos muy fuertes, que es su forma de pedir la nutrición que necesita.
A medida que aumentan la tensión, el hambre y la sensación de privación, la compulsión por comer se vuelve demasiado intensa para resistirse: terminas comiendo algo «prohibido» o rompiendo una regla de la dieta. Con una mentalidad tan drástica, sientes que cualquier desliz en la dieta es un fracaso total. Después de comerte una cucharada de helado, podrías pensar: ya lo eché a perder, qué más da comerme todo.
Por desgracia, el alivio que produce el atracón dura muy poco. Poco después, aparecen la culpa y el odio hacia uno mismo. Así que te purgas para compensar los atracones y recuperar el control. Pero purgarse solo refuerza los atracones. Aunque te repitas que es la última vez, en el fondo de tu mente hay una voz que te dice que siempre puedes vomitar o utilizar laxantes si vuelves a perder el control. Sin embargo, purgarse después de un atracón no compensa nada.
La purga no es eficaz para deshacerse de las calorías, por eso la mayoría de las personas que padecen bulimia terminan engordando con el tiempo. Vomitar inmediatamente después de comer no eliminará más del 50% de las calorías consumidas, generalmente eliminará mucho menos. Esto se debe a que la absorción de calorías comienza en el momento en que te llevas la comida a la boca. Los laxantes y diuréticos son aún menos eficaces. Los laxantes sólo eliminan el 10% de las calorías ingeridas y los diuréticos ninguna. Puedes pesar menos después de tomarlos, pero ese número más bajo en la báscula se debe a la pérdida de agua, no a una verdadera pérdida de peso.
Cuando dejes de intentar restringir las calorías y de seguir reglas dietéticas estrictas, dejarás de sentirte abrumado por los antojos y los pensamientos sobre la comida. Comiendo con normalidad, puedes romper el ciclo de atracones y purgas y aun así alcanzar un peso saludable y atractivo.
Presta atención a tu hambre. No te esperes hasta que te estés muriendo de hambre. ¡Esto solo te llevará a comer en exceso! Come en cuanto sientas un poco de hambre.
Come con regularidad. No te saltes las comidas. Intenta no dejar pasar más de 4 horas sin comer algo.
No te restrinjas ningún alimento. Cuando algo está prohibido, se vuelve más tentador. En lugar de decir no puedo comer helado nunca, di comeré helado de vez en cuando.
Enfócate en lo que comes. ¿Cuántas veces has tenido atracones en un estado casi de trance, sin ni siquiera disfrutar de lo que estás consumiendo? En lugar de comer en automático, come con consciencia. Ve más despacio y saborea las texturas y los sabores. No sólo comerás menos, sino que lo disfrutarás más.
Aunque generalmente los atracones se desencadenan por una dieta demasiado estricta que resulta contraproducente, también pueden ser una forma de controlar o embotar estados de ánimo o sentimientos desagradables.
La próxima vez que sientas el impulso de darte un atracón, pregúntate si ocurre algo más. ¿Hay algún sentimiento intenso que estés tratando de evitar? ¿Quieres comer para calmarte, reconfortarte o aliviar el aburrimiento? Si es así, en lugar de utilizar la comida como distracción, tómate un momento para dejar lo que estés haciendo e investigar qué pasa en tu interior.
Identifica la emoción que sientes. ¿Es ansiedad? ¿Vergüenza? ¿Desesperanza? ¿Ira? ¿Soledad? ¿Miedo? ¿Vacío?
Acepta la experiencia que estás viviendo. La evitación y la resistencia solo refuerzan las emociones negativas. En lugar de eso, intenta aceptar lo que sientes sin juzgarlo.
Profundiza. Explora qué es lo que está pasando. ¿En qué parte del cuerpo sientes la emoción? ¿Qué tipo de pensamientos tienes?
Date un espacio. Date cuenta de que tú NO eres tus sentimientos. Las emociones son eventos pasajeros, como las nubes que se mueven por el cielo. No definen quién eres.
Reconocer tus sentimientos puede sentirse muy incómodo al principio. Tal vez incluso imposible. Pero a medida que resistas el impulso de darte un atracón, empezarás a darte cuenta de que no tienes por qué sucumbir ante él. Incluso las emociones que se sienten intolerables son pasajeras. Si dejas de luchar contra ellas, se irán rápidamente. Sigues teniendo el control. Puedes decidir cómo responder.
Consulta el Kit de herramientas de inteligencia emocional gratuito de HelpGuide.
Los atracones y purgas de la bulimia suelen ser fomentados por formas de pensar disfuncionales y autosaboteadoras que merman tu confianza, te llevan a ver todo con una perspectiva negativa poco realista y te hacen sentir indefenso, inadecuado y avergonzado. Pero puedes aprender a poner fin a estos hábitos mentales poco saludables.
Pensamiento radical. Te cuesta ver los tonos grises, al menos cuando se trata de ti mismo. Si no eres perfecto, eres un fracaso total y da igual si te das un atracón.
Razonamiento emocional. Crees que, si te sientes de cierta manera, debe ser verdad. Me siento gordo significa estoy gordo. Me siento desesperado significa que nunca te recuperarás.
Creencias sobre lo que hay que hacer, lo que no hay que hacer y lo que sí hay que hacer. Te atienes a un rígido conjunto de reglas (“No debo comer tal y tal comida”, “Tengo que sacar excelentes calificaciones”, “Debo tener siempre el control”, etc.) y te sientes culpable si no las cumples.
Etiquetarse. Te dices toda clase de cosas basándote en errores y defectos percibidos. No me siento contento con mi apariencia se vuelve soy asqueroso. Una equivocación se convierte en soy un fracasado.
Catastrofizar. Te imaginas el peor de los casos. Si tienes una recaída durante tu recuperación, por ejemplo, concluyes que no hay esperanza de que mejores.
Una vez que identifiques los patrones de pensamientos destructivos a los que estás acostumbrado, puedes empezar a cuestionarlos con preguntas como:
Mientras analizas tus pensamientos negativos, podrías sorprenderte de lo rápido que se desmoronan. En el proceso, desarrollarás una perspectiva más equilibrada.
Si sospechas que tu amigo o familiar tiene bulimia, coméntale acerca de tus preocupaciones. Puede que tu ser querido niegue los atracones y las purgas, pero existe la posibilidad de que reciba bien la oportunidad de compartir su problema.
De cualquier manera, la bulimia no debe ignorarse nunca. La salud física y emocional de la persona están en riesgo. Aunque no puedes obligar a nadie a mejorar, sí hay cosas que puedes hacer para ayudar.
Ofrece tu compasión y apoyo. Ten en cuenta que es posible que la persona se ponga a la defensiva o se enoje. Pero si él o ella se abren, escucha sin juzgar y asegúrate de que la persona sepa que te importa.
Evita los insultos, las tácticas de miedo, los remordimientos y los comentarios condescendientes. Debido a que la bulimia generalmente es ocasionada y exacerbada por el estrés, la baja autoestima, la vergüenza y la negatividad solo la empeorarán.
Da un buen ejemplo de alimentación, ejercicio físico e imagen corporal sanos. No hagas comentarios negativos sobre tu cuerpo ni sobre el de los demás.
Acepta tus límites. No hay mucho que puedas hacer para «arreglar» la bulimia de tu ser querido. La persona con bulimia debe tomar la decisión de seguir adelante.
Cuídate. Hay que saber cuándo buscar orientación para ti mismo de parte de algún terapeuta o profesional de la salud. Enfrentarse a un trastorno alimenticio es estresante y te ayudará tener tu propio sistema de apoyo listo.
Última actualización o revisión el febrero 22, 2024Millones de lectores confían en HelpGuide.org para obtener recursos gratuitos basados en evidencia para comprender y afrontar los desafíos de la salud mental. Haga su donación hoy para ayudarnos a salvar, apoyar y cambiar vidas.
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